Su presencia complementa cada
esencia de la vida. Ellas saben del amor sin límites, del abrazo más sincero,
de la ternura en el instante preciso, de la dulzura ante una situación difícil,
de la entrega en todo momento, por difícil que parezca.
Es también la mujer cubana
federada intachable, defensora de sus derechos, de su igualdad ante el machismo
que aunque ha disminuido, aun permanece latente en pleno siglo XXI.
Por eso es un regalo escribirle
en este 23 de agosto a la mujer cubana, cuando se cumplen 55 años de la
organización de masa que las aglutina, de una organización que para nada es
feminista sino que impulsa programas encaminados a lograr su igualdad para que
así desempeñen su rol protagónico dentro de la sociedad de todos.
Y después de medio siglo vale el
recuerdo de aquel 23 de agosto de 1960, cuando nació la Federación de Mujeres
Cubanas (FMC), y como presidenta Vilma Espín Guillois, quien participó junto a
una representación de federadas en la discusión y elaboración del Código de
Familia, aprobado en 1975.
Con la muerte de Vilma en el
2007, su ejemplo ha continuado guiando a las federadas de Cuba, mujeres todas
que, desde la producción, la esfera intelectual, los servicios o como amas de
casa, defienden las conquistas de nuestro país.
Según el informe del Pleno del
Comité Nacional de la FMC del 24 de julio del 2010, la organización representa
a más de cuatro millones de cubanas que unidas impulsan talleres de creación,
labores de embellecimiento, el Programa Educa a tu hijo, y el apoyo a las
féminas que lo necesiten mediante la Casa de Orientación a la Mujer y a la
Familia.
Entonces, cómo no rendir homenaje
hoy a las federadas cubanas, mujeres de miel y de acero, mujeres que guardan en
sus manos y procrean en sus vientres, la esencias de la vida misma.
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