La vida en ocasiones se gasta
caprichos que luego la historia se encarga de magnificar. Así, quiso la
casualidad que el día 14 de junio vinieran al mundo, para orgullo de quienes
aman la libertad y la justicia, dos figuras cuyos legados trascendieron su
tiempo para convertirse en reservorios de ideas y en banderas de combate:
Antonio Maceo Grajales y Ernesto Guevara de la Serna.
Nació Maceo en el indómito
Oriente, el 14 de junio del año 1845. El Titán de Bronce, como lo bautizó en la
manigua insurrecta su compañero de ideales, Manuel Sanguily, comenzó la guerra
de simple soldado y terminó de Mayor General. En más de 800 combates recibió 26
heridas. Peralejo, Mal Tiempo, Coliseo y Cacarajícara, entre otros batallas,
testimonian su valor.
Fue, junto a Máximo Gómez,
protagonista de la Invasión a occidente en la guerra de 1895. Durante la épica
acción recorrió 424 leguas en 90 días, al frente de mil 500 hombres
semidesnudos y pobremente armados, con los cuales le presentó combate a mas de
20 mil soldados españoles. Este hecho suele considerarse como la mayor proeza
militar del siglo XIX.
En lo político fue también un
hombre de talento. "Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el
brazo", dijo de él Martí en un artículo publicado en Patria el 6 de
octubre de 1893. Y ahí está para confirmarlo la Protesta de Baraguá, cuando se
opuso virilmente al claudicante al Pacto del Zanjón, que solo garantiza paz sin
independencia. Maceo cayó en combate el 7 de diciembre de 1896.
El Che, por su parte, nació en la
argentina Rosario, el 14 de junio de 1928. Vislumbró desde pequeño que solo una
revolución podía traerles la justicia a los desposeídos del mundo. Con aquella
voluntad que, según sus palabras, "forjó con delectación de artista",
se impuso una profunda formación política basada en el humanismo, complementada
con la profesión de médico.
En México hizo contacto con el
Movimiento 26 de Julio dirigido por Fidel. Vino en el Granma y pronto la Sierra
Maestra admiró sus cualidades de mando y dotes de guerrillero, cualidades que
le propiciaron el honor de ser el primer rebelde ascendido al grado de
comandante. Se impuso al asma y salió adelante. La reedición de la Invasión a
occidente corroboran su genio militar.
Después de 1959, cumplió
importantes tareas políticas, en las que dio muestras de su brillantez
intelectual y aguda inteligencia. Internacionalista por naturaleza y
convicciciones, tomó de nuevo la adarga, porque "otros pueblos del mundo
reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos". El Guerrillero Heroico,
como lo llamó Fidel, murió en Bolivia, el 8 de octubre de 1967.
En nuestra provincia, numerosas
escuelas, parques, hospitales e instituciones llevan el nombre de estos dos
héroes. Maceo y Che andarán unidos por siempre en cuanta batalla anime la
construcción de un mundo mejor.
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