La cosecha de la caña de azúcar
ha resistido los meses de sequías, pero con pobres rendimientos, pues este es
un cultivo que necesita mucha humedad para crecer, sobre todo en los primeros
meses después de plantado.
La escasa ocurrencia de lluvias
este año impacta al sector azucarero causando una disminución de hasta un 11
por ciento menos en la producción de azúcar de la venidera zafra, en relación
con la contienda 2014-2015.
El jefe de atención a productores
cañeros en Las Tunas, Danilo Infante, explicó que según los estimados se
dejarán de plantar alrededor de 500 caballerías que estaban contempladas en el
plan anual, el más ambicioso de los últimos tiempos, pero que marcan la
intención de cerrar el fondo de caña del territorio en el año 2018.
Para tener una mejor idea, los
productores cañeros de la provincia podrán llegar en el mes de diciembre a unas
17 mil hectáreas de caña, pero no a las necesarias para cumplir con los
compromisos de la campaña.
En las plantaciones de la
gramínea la falta de lluvias se ha hecho notar, pues de los campos sembrados en
la etapa de primavera muchos se perdieron, mientras que otros mermaron sus
rendimientos como consecuencia de la falta humedad en los suelos. Así mismo
sucederá con los cultivados en la campaña de frío, pues los retoños no alcanzan
una buena germinación.
En la cosecha anterior la
producción de azúcar se sobrecumplió con la elaboración de unas 204 mil
toneladas de azúcar a pesar de que en el 2014 tampoco se cumplió con el plan de
siembra planificado, sin embargo la industria no logró el rendimiento que se
esperaban como consecuencia de las dificultades en las operaciones fabriles.
Estos datos evidencian la
imperativa de elevar la eficiencia de los centrales en la elaboración del crudo
y de esta manera sacarle el máximo de azúcar a la caña.
El azúcar es parte de las
exportaciones más importantes en Las Tunas y uno de los productos más
atractivos cuando el país negocia acuerdos comerciales, ante esta
responsabilidad de asegurar el futuro económico de este importante renglón se
impone poner en práctica medidas de recuperación objetivas que garanticen las
proyecciones de la provincia de duplicar la caña molible, y cerrar el 2018 con
más de 94 700 hectáreas cubiertas de la gramínea, superficie equivalente al 93
por ciento del fondo de tierra con que cuenta el sector.
Otra de las medidas para la
recuperación cañera está en uso eficiente de los sistemas de riego, actividad
que no marcha bien en la provincia por los repetidos atrasos en las
inversiones, y la falta de equipos como retocabadoras y grúas.
El detrimento en la producción
cañera este año en Las Tunas afectará sin dudas los ingresos de los recursos
humanos del sector desde los que trabajan en los centrales azucareros, hasta
los que se encargan de cultivar la caña.
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